El tren me mece y me dejo acunar. Los párpados le siguen el juego al traqueteo de la máquina y las imágenes de ayer se suceden como un carrusel.

Los reencuentros, las caras conocidas y también los besos. El recuerdo de los cinco años universitarios.

Ayer cerramos una etapa de nuestra vida que dejará -ya deja- espacio a otra nueva. Los ritos nos configuran como sociedad.

Gracias a todas las personas que han compartido parte de este tramo del viaje.

Gracias, Covi; gracias, Dani; gracias, Juanan. Asier, Rubén, Carlos, Aitana, Rebeca, Gloria, Verónica, Nico, Sara. Álvaro, Santi, Carmen, Paula, Alba, Ana. Gracias Nerea, Berta, Juan, Andrea, Víctor, Antoine. Luz, Alberto, Rosa, Patri. Y algunas más que no menciono aquí, compañeras y profesoras.

Os deseo, nos deseo, que cada una encontremos nuestro propio camino, y que podamos alcanzar nuestros sueños tanto personales como profesionales.

Ayer fue un día precioso.

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