Me gusta esconder cosas para que más tarde alguien las encuentre. A menudo son notas, donde suelo desear al receptor que tenga un buen día. Pero en ocasiones las notas también han sido flores, bombones, acompañados o no de un mensaje, e incluso grullas de origami.

Busco dejar rastro en otras historias, otros viajes, otras pieles. Como se reconoce el aroma del perfume de un antiguo amante. «Paula estuvo aquí».

Hoy en el vagón del tren juego a esconder tarjetas de visita con la dirección del blog entre los asientos y equipajes. Entre los libros que se venden en la estación y las páginas de quienes se adentran en ellos. En algunas incluyo una invitación a subir a este viaje que algunxs ya compartimos desde hace un tiempo.

A lxs que se acaban de subir en la última estación:

¿Nos leemos?

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