Ayer envié un mail a Hernán Casciari. En el asunto puse así: “DE ESCRITOR A ESCRITOR”. Reviso ahora la bandeja de entrada y veo que todavía no me ha contestado. Verdaderamente tengo la ilusión de que lo haga.
Para quienes no le conozcáis Casciari es un escritor (entre otras cosas) argentino a quien yo admiro. Cuando leo sus relatos descubro a un genio y pienso, “¡Yo quiero escribir así!”. Podéis leer sus textos en su web, www.hernancasciari.com. Pero no solo lo admiro por su prosa, ¡Casciari es un tipo que mató a los intermediarios! Que un día decidió que lo de las editoriales ya no iba más con él ¡y se los cargó! Y yo tuve la grandísima suerte de poder entrevistarle en los años de carrera.
Le escribo entonces y le pido consejo, como titulo en el asunto, de escritor a escritor. Le expongo mi problema. Nada del otro mundo. Asuntos de gente que escribe. Y que nos rondan a la mayoría de este grupo de personas lo hagamos mejor o peor.
Y entonces me quedo pensando… Que yo quisiera escribir como el Gordo, que tiene unas ideas y asociaciones de lo más increíbles y ocurrentes, y en sus relatos hay verdad, porque está la vida, TAL Y COMO ES, sin adornos, sin perfumes, sin tartas de tiramisú ni plumas de pampa. Y donde en el sexo hay fluidos, y olores y también pelos. Está ahí, con las bragas manchadas de flujo, y la bayeta húmeda de la cocina con migas, y la nevera cuando la abres y huele fuerte, a una mezcla de pavo en lonchas y pudding de espárragos.
Y mientras huelo el sexo y la nevera me imagino a Hernán, que ahora no sé si vive en Barcelona o Argentina o ninguna de las dos, con diferencia horaria o sin ella, leyendo mi e-mail, en pijama, y comenzando a teclear en su ordenador: “Querida Paula:”. Y me empieza a gustar el olor de mis bragas y mi cocina.
Y pienso, imagino, ideo, fantaseo con cuáles podrían ser sus potenciales posibles respuestas “..Respecto a lo que me preguntás…”. Y todas ellas concluyen así:
“VOS ESCRIBÍ”.