Ahí estaba, en chándal y con un libro en la mano
a cuya presentación ninguno de los dos habíamos ido
y en donde, por supuesto, no nos habíamos conocido.
Y me gustó la idea de él.
Ahí estaba, en chándal y con un libro en la mano
a cuya presentación ninguno de los dos habíamos ido
y en donde, por supuesto, no nos habíamos conocido.
Y me gustó la idea de él.