A punto de terminar el 2020 este parece un buen momento para reflexionar sobre los últimos meses, con el ruido de la televisión y el monotema acaparando las sobremesas e instalándose en nuestros paladares. Los días han ido transcurriendo y desde marzo hasta ahora hemos estado hablando de lo mismo. Día a día los medios nos han bombardeado con datos y cifras del monotema mientras en el mundo sigue habiendo conflictos bélicos y países donde no se respetan los derechos humanos. «Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante», se quejaba Mafalda.

«Los medios pueden no acertar al decirnos cómo pensar sobre un determinado tema, pero sí cuando nos dicen sobre qué pensar»

Bernard Cohen

Los medios de comunicación crean opinión pública y los relatos periodísticos construyen la percepción social de la realidad. En palabras de Bernard Cohen, «los medios pueden no acertar al decirnos cómo pensar sobre un determinado tema, pero sí cuando nos dicen sobre qué pensar». Más tarde, McCombbs y Shaw profundizarían en esto y postularían la teoría de la «Agenda Setting», por la cual se refiere a la capacidad de los medios de dirigir la atención de la opinión pública sobre ciertos temas particulares según la importancia y prioridad que se le otorga a dichos asuntos. Esto también puede plantearse a la inversa: los temas que se excluyen, aquello de lo que no se habla.

Flavia Freidenberg, politóloga y periodista argentina, hace la siguiente metáfora. «En el escenario mediático actual, los ciudadanos se comportan como describiera Platón en el Mito de la Caverna: son meros espectadores de las imágenes que se proyectaban en la pared, con muy pocas posibilidades de ser actores de esas imágenes. El espectador no ve las cosas ni las situaciones reales sino hechos y situaciones ficticios, ve imágenes que se proyectan y que han sido seleccionadas para él. Las personas observan los dibujos en la pared y creen en esas representaciones, pero a diferencia de los cautivos de la caverna, pueden decidir ir más allá o, sencillamente, no mirar hacia la pared».

No mirar a la pared hoy en día ya me parece algo verdaderamente revolucionario. Atropelladas por una sociedad con jornadas laborales exhaustivas, poco tiempo y energía quedan disponibles para cultivar la reflexión y el espíritu crítico en el día a día. Mano de obra de lunes a viernes y consumidoras -con un poco de suerte- los fines de semana. Todavía menos si tenemos en cuenta que la mayoría de nosotras hemos recibido una educación que poco o nada invita a cuestionar y adoptar un criterio propio. Una cadena de montaje perfectamente articulada.

¿Pensar sobre qué pensamos? ¿Pensar sobre cómo pensamos? ¿Para qué?

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